sábado, 18 de agosto de 2007

Su primera vez

“Martes 24 julio

Son alrededor de las diez de la mañana y desde las ocho que ella no deja de mirar por la ventana, sus ojos muestran inquietud, sus pasos apresurados no dejan de perturbarnos y aunque lo niegue profundamente está igual que un niño que va por primera vez a un parque de diversiones.
No deja de impresionarme su actitud, ese ser tan frío y realista, quien no se permite soñar por temor a desilusionarse, quien siempre me dice que debo mantener los pies en la tierra, hoy sea como yo he querido siempre que sea.

Por problemas “técnicos” el paseo se retrasó, son las 13:00 pm y nos acabamos de subir al auto que nos llevará a ese lugar tan deseado por todos.
Vamos camino a la nieve, y en sus caras se ve la emoción, lo cual me alegra enormemente, es extraño el sentir emoción por los demás y no por el hecho de tener, hoy, el paseo que siempre soñé. Ella está conversando y riendo, riendo de una forma increíble, creo que hace varios años que no la veía tan contenta, riendo sí, más sus ojos mostraban la alegría que abundaba en ella.
Al llegar al destino deseado, todos bajaron de auto, comenzaron a correr, saltar, jugar y entre todos se encontraba ella, parecía una niña de seis años a la que le acaban de regalar una casa de muñecas. No puedo explicar la alegría que sentí al verla así, y que aún siento al recordar ese momento.

Al oscurecer decidimos volver a casa, ya que si nos quedábamos mucho tiempo ahí no habría forma de bajar, en el camino de vuelta nos vinimos cantando, contando chistes, y viendo las fotos que tomé, quise tomar la mayor cantidad de fotos posible para que ella recodase por siempre ese momento, y si algo se le olvidara, estuviese en una de las tantas fotos.
Llegando a casa comenzaron a contarle a todo el mundo lo que habíamos hecho, visto, y todos los chascarros que siempre ocurren en un paseo.
Ella le contaba a mi padre todo, desde que nos demoramos mucho en llegar allá hasta el vértigo que sentía al subir en el auto a tanta altura, es que mi madre siempre la ha tenido miedo a las alturas.
Era la primera vez que veía la nieve y a sus 34 años era lo más maravilloso que había visto, también era la primera vez que la veía feliz después de su desmoronamiento, me impresionó tanto el hecho de que todo en ese lugar fuera nuevo para ella.
Todo era maravilloso y de inexplicable belleza.”

sábado, 11 de agosto de 2007

La protectora real

Todos han llegado silenciosos…
Ellos creen que nadie sabe si entran o salen…
La verdad es que llevo siglos vigilando el castillo, observándolos, mis sentidos están en constante vigilia, atentos a cada paso, a cada mirada. Llevo un registro de cada uno de ellos, de sus aventuras, de sus reflexiones, cuando creen que nadie los mira, cuando tienen esa confianza que solo existe al estar solos, cuando afloran sus más profundos sentimientos, yo estoy ahí.
Al calmarse las cosas, en el momento en que le silencio reina en el castillo, puedo ver la maravilla del paisaje, ese cielo que me perturba con su máxima claridad en las mañanas, pero es el atardecer la maravilla más grande que existe.
Nunca nadie ha entrado sin que yo no lo haya notado, sólo una vez, el momento en el que dejé de existir terrenalmente…